Bebés -los gases, los cólicos y los masajes-

Uno de los primeros "problemas" a los que nos hemos enfrentado mi marido y yo, al ser padres primerizos, es el desconsolado llanto del bebé a consecuencia de los gases.

Varios meses antes de que naciera mi hijo me dediqué a leer sobre el cuidado del bebe... cuándo y cómo bañarlo, cómo darle de comer, cómo dormirle, y un largo etc. Leí varios artículos sobre los gases en los recién nacidos, paso a comentar a grandes rasgos:

En los primeros meses de vida, casi todos los bebitos padecen gases debido a la inmadurez de su sistema digestivo (entre otras cosas). Los cólicos aparecen acompañados de un llanto intenso sobre todo a últimas horas de la tarde y pueden (o no!!) prolongarse durante horas. Suele darse en bebés menores de tres meses. En realidad, es la pescadilla que se muerde la cola, es decir, el bebé tiene gases, le duele la tripa y llora, pero al llorar traga más gas y le produce más dolor.

Desde mi propia experiencia aquí dejo algunos de los remedios para prevenir y aliviar:

1. Si el bebé se alimenta con biberón, debemos prestar máxima atención para que no entre aire en la tetina, esto se consigue poniéndolo en posición casi vertical. No soy partidaria de dar marcas (entre otras cosas porque no me pagan comisión, jeje) pero uno de los grandes descubrimientos fue el biberón del Dr. Brown. Éste es anticólicos y en nuestro caso ha funcionado a las mil maravillas. Quiero también hacer referencia que además de ayudar con el tema de los gases, con este biberón el bebé no rechazará el pecho materno debido a que también tiene que hacer esfuerzo para obtener la leche (esto último lo explicaré con más detalle más adelante). Y por supuesto, importante también que se use la tetina adecuada, ya que si tiene el agujero demasiado grande el bebé podría atragantarse y si por le contrario es demasiado pequeña, tendría que hacer excesivo esfuerzo para alimentarse y tragaría más aire.
2. Importantísimo: una vez que el bebé termine la toma (tanto con pecho como con biberón) hay que ponerlo a eructar, para ello debemos ayudarle. Formas hay muchas, todo es buscar la que más se adapte a cada uno. Por ejemplo ( y sobre todo cuando es recién nacido), poniéndolo sobre el hombro y dándole ligeros golpecitos en la espalda durante dos o tres minutos. Si no se consigue el eructo tampoco conviene insistir. Otra forma es sentado sobre nuestras piernas ligeramente hacia delante, mientras lo sujetamos con una mando por delante le damos golpecitos o un suave masaje en la espalda.
3. A diario y varias veces, podemos hacerle masajes sobre la zona de la tripita (sin pañal). Una de las técnicas es con la yema de los dedos haciendo un recorrido circular en el sentido de las manecillas del reloj, presionando ligeramente. Otra forma es con las palmas de las manos de arriba hacia abajo sobre la barriga. Y también, estirando y encogiendo las piernecitas del bebé con mucha delicadeza o haciendo el gesto de ir en bicicleta.
4. La mayoría de las veces, aunque se siga al pie de la letra todas las recomendaciones el bebé sufre los temidos cólicos (digo temidos porque, aunque en nuestro caso, no duraban demasiado, lo pasábamos mal). En estos casos, lo mejor (y muyyy difícil, sobre todo al principio) es mantener la calma e intentar aliviarle el dolor con mucho cariño**. El bebé se siente más tranquilo si lo coges pegado a tu cuerpo y escucha el latido del corazón, como cuando estaba en el útero. Meciéndolo suave, cantándole nanas... con muchísima calma y paciencia (recalco porque de verdad, es lo más importante, los bebés son esponjas y captan cualquier estado de nerviosismo, empeorando la situación).
5. En último lugar, nombrar la existencia de infusiones especiales para los lactantes contra los gases, suelen ser de manzanilla con hinojo y anís estrellado. En nuestro caso, previa consulta con el pediatra, también nos han ayudado mucho.

Para finalizar: El cólico del lactante es una patología benigna que no tiene mayor trascendencia pero que en caso de duda lo mejor es consultar SIEMPRE con el pediatra.

**Mi eterno agradecimiento a Carlos, mi marido, que siempre nos envuelve en calma y amor.